​Allí es donde nací. Como uno de los elegidos entre los elegidos. Me llenaron de historias fantásticas. Cuento tras cuento.

​Nací sacerdote, y vengo de una tradición de sacerdotes andinos llamados Missayuqkuna o Paqokuna, y recibí las enseñanzas del linaje de mis ancestros con rigor. Fui criado entre llamas y alpacas como si fueran mis hermanos.

​Mi padre, como siempre, se imponía argumentando, “Nos proponemos no pelear, nunca peleamos, ni contra los Inkas, ni contra la Colonia, ni contra la República y sus  reformas, ni entre nosotros. Por eso somos considerados por los historiadores y antropólogos como el último Ayllu Inka, la reserva de la cultura viva, tenemos una expresión cultural diferente a otras comunidades andinas”… “Por esta razón me he visto en la obligación de encaminarte en éste sendero que llamamos  (Qhapaq Ñan) o el camino de los elegidos. Para que no seas el eslabón más débil de ésta cadena. Tú eres el hijo de todos mis ancestros”.

​Escuché de mis ancestros decir: “Toda historia comienza con admirar alguna proeza humana, y con unas preguntas, ¿Cómo lo hace?, ¿Por qué lo hace?, ¿Para qué lo  hace?, ¿Yo podría hacerlo o es que ellos nacen con capacidades especiales? Es allí donde uno comienza a investigar cada hecho, buscando respuestas a sus preguntas y finalmente camina junto al hacedor de las proezas, para descubrir los supuestos secretos del hacedor.”
También escuché de la boca de los Sacerdotes decir: “Somos seres buscadores, y es nuestra condición como buscadores, encontrar respuestas a nuestra existencia”.

​Desde entonces, estoy como peregrino alrededor del mundo, viajando todo el tiempo, entre un mundo y otro, desempeñándome como Janpiq, y Pampa Missayuq. Permitiéndome ser Guía Espiritual, y Sanador Físico y Emocional. Mi objetivo es crear proyectos que busquen  equilibrio entre el hombre y la naturaleza, la toma de conciencia global y la preservación de la cultura y sabiduría ancestral.

Q'ero, Quero, quero, kero